Análisis del acuerdo de la Alianza Cambiemos con el FMI
Este informe analiza el acuerdo que llevó a cabo el gobierno de Cambiemos con el FMI. Se destacan las siguientes conclusiones:
1) El monto del acuerdo adquiere relevancia en términos históricos. No solo el primer desembolso efectuado en junio (15.000 millones de dólares) fue el más importante de la historia entre el FMI y la Argentina, incluso superior al de la gran crisis de 2001, sino que el acuerdo total equivale a casi el 80% del total de los préstamos del FMI a la Argentina en las últimas cuatro décadas.
2) Tanto las metas establecidas en el acuerdo como el enfoque subyacente ponen en evidencia que nada cambió en el FMI pese a los intentos de maquillarlo con las medidas sociales focalizadas a los sectores más vulnerables y a la “igualdad de oportunidades para las mujeres”.
3) En primer lugar, el acuerdo Stand by establece los parámetros habituales: fija metas de ajuste fiscal, de activos y reservas del Banco Central, metas de inflación, y las acciones fiscales, monetarias y cambiarias que deberán implementarse para alcanzarlas. De concretarse el ajuste en los términos del acuerdo al cabo de dos años casi se extinguirían las transferencias a las provincias (recorte de 75%), se reduciría la tercera parte de los subsidios y del gasto de capital, la masa salarial del empleo público caería en alrededor del 10%, y las compras estatales en el 20%. Se trataría, por consiguiente, de un “mega ajuste” en el gasto público equivalente a casi el 14% del mismo.
4) En segundo lugar, el enfoque subyacente del programa y los pronósticos es el tradicional del FMI, que parte del supuesto de que los desequilibrios emanan de la sobreexpansión de la demanda por efecto, principalmente, de la elevación del gasto público. Consideran a la devaluación como expansiva por el aumento de la competitividad de las exportaciones, sin considerar las especificidades de las economías subdesarrolladas como la de Argentina, que tienen una escasa o nula capacidad de respuesta de las exportaciones fabriles a la suba del tipo de cambio y que la “inflación cambiaria” erosiona el salario real y, consiguientemente, se produce un sobre ajuste en el consumo (caídas del consumo privado y el del público), lo cual extiende y agrava los períodos recesivos que se derivan de políticas de esta naturaleza.
5) Dados sus supuestos el Staff del FMI considera que las consecuencias de la devaluación son transitorias y se revierten rápidamente a pesar del ajuste. Si bien el FMI se destaca por errar en los pronósticos económicos cabe señalar que en el escenario base plantean un estancamiento de la economía en 2018 y una expansión de apenas el 1,5% en 2019, pero aclaran que hay “riesgos importantes de sostenibilidad de la deuda”. Ello, como consecuencia del elevado nivel de deuda
externa y de la deuda del Banco Central, el alto déficit externo -todos ellos acumuladas o agravados en apenas dos años y medio de gestión de Cambiemos- y las necesidades de financiamiento del déficit fiscal en el marco de metas que el FMI no sólo considera ambiciosas sino que además pone en tela de juicio “la habilidad del gobierno para construir el apoyo para las posibles medidas que necesitan ser aprobadas por el Congreso”. Por ello elaboran también un “escenario adverso” con
tasas de crecimiento más bajas (-1,3% en 2018 y 0% en 2019) y con superiores riesgos para la sostenibilidad de la deuda. Si algo cambió en el FMI no es el marco teórico ni las políticas que propone sino, apenas, cubrirse de lo evidente.