Informe de Coyuntura N° 29
Cierra el peor año del gobierno de Macri que tuvo como elementos sobresalientes el estallido de la burbuja financiera de las Lebac con la consiguiente megadevaluación de la moneda y los salvatajes financieros del FMI, que trajeron aparejada la profundización del ajuste fiscal y la adopción del enfoque monetario ortodoxo de congelamiento de la base monetaria y suba de la tasa de interés. El auxilio del FMI alcanza para cubrir parte de los abultados vencimientos de deuda que acumuló el gobierno en apenas tres años de gestión. Pero enfrenta al menos dos problemas sustantivos.
El primero, y por cierto más importante, tiene que ver con la significativa contracción económica que se produjo desde el inicio de la corrida cambiaria. Esta recesión, aunque bastante homogénea desde el punto de vista sectorial, tuvo su epicentro en la industria, el sector agropecuario (en este caso por el efecto de la sequía) y el comercio. La excepción más relevante fue el sector de intermediación financiera que mostró altas tasas de expansión.
La segunda cuestión guarda relación con la política de desarme de las Lebac, instrumento principal de la valorización financiera en la primera etapa del gobierno de Cambiemos. Toda vez que buena parte de ese stock fue reemplazado por las Leliq y las Letras emitidas por el Tesoro Nacional en 2018, cuyo stock sumado ascendió a $ 902.000 millones en noviembre. Si bien disminuyó la cartera en manos de agentes privados y se incrementó la que pertenece a entidades financieras que son las únicas que pueden acceder a las Leliq, las altas tasas de interés de estos activos, que se apalancan en los depósitos a plazo fijo, evidencian la sostenibilidad de corto plazo de esta política y la ampliación de sus riesgos.