Informe de coyuntura N° 35

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La economía argentina
transita una fase de recuperación económica a partir del tercer
trimestre del año pasado, fundamentada en la expansión de la inversión y la
desaceleración en el ritmo de caída del consumo. Sin embargo, se advierten avances
y retrocesos
signados no solo por elementos exógenos, como es la
segunda ola de la pandemia sanitaria, sino también por diversos factores de
carácter endógeno.

El primero de ellos
guarda relación con la dimensión de la crisis económica de 2020 que se montó
sobre una crisis precedente desatada por el gobierno de Cambiemos. Esta se
observa no sólo en la caída de 9,9% del PBI sino también en una significativa
pérdida de empleo
(caída de 1,1 millón de ocupados/as en el cuarto
trimestre de 2020 respecto a igual período del año anterior) que derivó en
mayores índices de pobreza. Otro indicador que da cuenta de la profundidad de
la crisis es la continuidad en el proceso de destrucción de empresas que
comenzó durante el gobierno anterior: en noviembre de 2020 se registraron 7,6%
de empresas menos que las que había en diciembre de 2017.

El segundo factor tiene
que ver con la aceleración del proceso
inflacionario
, que si bien se fundamenta en la cuestión cambiaria y en la denominada “inflación importada”, no se agota en las mismas ya que la
velocidad del traslado de esos factores a los precios domésticos se encuentra
asociado al comportamiento de las firmas
oligopólicas
que detentan una posición dominante para determinar los
precios de la cadena de valor en los sectores en los que operan. Se trata de un
aspecto no desdeñable para la política de precios que debería poner el énfasis
en el control de las grandes firmas oligopólicas.

El tercer elemento tiene
que ver con el carácter de la política económica actual cuyo objetivo prioritario es el de resolver
los desequilibrios macroeconómicos
. De allí que la política fiscal y monetaria desplegada en el primer trimestre de
2021 pueden caracterizarse como moderadas
si se considera que el nivel del
gasto público y de la base monetaria en términos reales son históricamente
bajos. Aun sin omitir las dificultades derivadas del contexto y de la herencia
recibida, la política económica no parece constituirse, por lo menos hasta el
momento, como el vehículo de la recuperación económica tras la profunda crisis
que azotó a la economía argentina.

Por último, en el
plano cambiario
la estabilidad en el
primer trimestre
se sustentó en el ingreso de divisas por exportaciones motivadas
por el incremento de precios más que de cantidades, el menor peso de los
vencimientos de deuda y las intervenciones del Banco Central en los denominados
“contado con liqui” y el “dólar bolsa” que permitieron mantener a raya la
brecha cambiaria pero impidieron que las compras de divisas del Banco Central
se transformen en un crecimiento de las reservas internacionales.
Este
es el marco en el que se inscriben las tensiones
cambiarias que emergieron en la segunda quincena de abril
.