Informe de Coyuntura Nº14

La consolidación del crecimiento económico, por un lado, y la reducción de la desocupación junto
a un incremento de los salarios superior al ritmo inflacionario, por otro, constituyen dos de los
procesos relevantes y positivos del primer semestre de 2013. 

A su vez, el comportamiento de la ocupación y de los salarios preanuncia un mejoramiento de la
participación de los asalariados en el ingreso, que ya había comenzado en 2012, debido a que
ambas variables están evolucionado por encima del crecimiento de la actividad económica. A ello
debe agregarse los cambios introducidos en la cuarta categoría del impuesto a las ganancias, que
redujeron significativamente la cantidad de ocupados alcanzados por el impuesto, retrotrayéndola a
niveles similares a los de 2003. 

La expansión económica del segundo trimestre fue sumamente elevada (8,3%) sobre la base del
crecimiento de todas las variables que constituyen la demanda agregada por primera vez desde el
segundo trimestre de 2012. Las principales fueron la inversión, el consumo privado y el gasto estatal.
Si bien la acentuada expansión de la inversión (16,2%) está relacionada a su persistente caída en los
trimestres anteriores, es relevante ya que en términos absolutos es equivalente a la del segundo
trimestre de 2011 y consistió mayoritariamente en maquinaria y equipo. 

Otro rasgo relevante de la expansión de 2013 fue el crecimiento de la producción de bienes luego
de 4 trimestres con tasas negativas y del sostenido aumento de los servicios. La evolución positiva
de los bienes estuvo fuertemente influida por el agro y la construcción, mientras que la producción
industrial tuvo una escasa y heterogénea reactivación en los primeros 7 meses del año (1,4%). No
obstante, se mantuvo la ocupación sectorial, aumentaron las horas trabajadas y creció el salario real
industrial en el segundo trimestre del año.

En el marco de las diferentes medidas que se tomaron para contener la inflación, el crecimiento
del nivel general de precios tendió a disminuir a partir del segundo trimestre del año. Además del
control y el congelamiento posterior de los precios de un conjunto de productos durante los últimos
tiempos se puede apreciar una convergencia de la evolución a la baja de los precios con una
recuperación de la tasa de interés y del ritmo de la devaluación del tipo de cambio. Esta
modificación de los precios relativos fue compatible con la expansión económica y la mejora en los
ingresos de los asalariados. 

Finalmente, la situación del sector externo sigue siendo la principal restricción económica a
pesar de la drástica disminución de la fuga de capitales y la remisión de utilidades al exterior. Si
bien la balanza comercial sigue siendo positiva, el superávit tiende a disminuir por las
importaciones del sector automotriz, la demanda energética en un contexto de disminución de la
producción interna -especialmente de gas natural- y el enclave electrónico de Tierra del Fuego.
Estos factores, junto a la demanda de bienes de capital e insumos y el pago de los compromisos
financieros con el exterior provocan desde septiembre de 2011 una disminución significativa de las
reservas en manos del BCRA. Potencialmente, esta situación se ve agravada por el avance de la
demanda de los “fondos buitres” ante los juzgados de EE.UU.