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- La actividad económica sufrió una importante caída en el 1° trimestre del año, con una disminución del 2,6% respecto al trimestre anterior y del 5,1% en términos interanuales. En una economía que ya mostraba signos negativos desde septiembre de 2023, la recesión se profundizó debido a las medidas implementadas por el nuevo gobierno, especialmente la fuerte devaluación de la moneda y el drástico recorte en el gasto público.
- El nivel de empleo, que había logrado desacoplarse de la caída del PIB en 2023, mostró en cambio en 2024 un retroceso incluso mayor que el de la actividad económica. La importante caída en la construcción y la industria fueron determinantes para este desempeño, que implicó una pérdida de más de 655.000 puestos netos en el 1° trimestre en comparación con el último de 2023. La mayor caída se verificó entre los asalariados no registrados, que sólo en un trimestre se redujeron en 347.000 y explicaron más de la mitad de la pérdida total de puestos de trabajo.
- Ante esta destrucción de empleo, la tasa de desocupación revirtió la tendencia de años anteriores y alcanzó el 7,7%. Además, la proporción de personas con más de un empleo superó el 10%, lo que puede interpretarse como una estrategia para intentar paliar la crisis de ingresos.
- La información sobre empleo registrado revela una continua destrucción de puestos en relación de dependencia hasta los meses más recientes. Entre noviembre de 2023 y mayo de 2024, el número de asalariados registrados se redujo en 175.700, lo que representa una caída del 1,7%. En términos relativos, la pérdida se concentró especialmente en el sector privado, con 123.100 trabajadores menos; pero también el sector público fue expulsor de empleo, con una disminución de casi 37.000 trabajadores.
- Los salarios registrados mostraron una estrepitosa caída tras la devaluación de diciembre de 2023. Con el salto en la inflación, los salarios perdieron rápidamente poder adquisitivo llegando a ser en enero de 2024, en promedio, un 15,5% inferiores a los de noviembre de 2023. La paulatina desaceleración de la inflación desde entonces permitió que, en el marco de las negociaciones paritarias, pudiese recuperarse parcialmente el poder adquisitivo salarial. Así, en junio de 2024 el salario promedio registrado quedó 9,8% por debajo del de noviembre de 2023.
- La pérdida de empleo y la disminución de los salarios reales están directamente relacionadas con la reducción del consumo, como se evidencia en diversos indicadores; situación que, a su vez, intensifica la recesión.
- La dinámica de los salarios registrados ha sido muy diferente para los sectores privado y público en los últimos meses. Mientras que para el promedio del sector privado tuvo lugar un incremento paulatino desde marzo posterior a la brutal caída postdevaluación, en el caso del sector público no ocurrió tal recuperación, de modo que los salarios continúan absolutamente deprimidos en su poder adquisitivo. Así, en junio de 2024 el salario real promedio del sector público se ubica 18,9% por debajo del nivel de noviembre de 2023, sin que se haya observado un cambio sustantivo en los últimos cinco meses.
- Dado que este proceso de caída salarial ocurre desde bajos niveles de remuneraciones, cuando se realiza una comparación de mediano plazo se obtienen resultados muy negativos. El último dato del salario medio registrado privado lo ubica 26,4% por debajo de noviembre de 2015 mientras que el salario público está 41,2% por debajo del nivel de ese momento.
- En el escenario descripto de reducción de puestos de trabajo y muy fuerte disminución de los ingresos laborales reales, participación que las remuneraciones tienen en el Valor Agregado sufrió una fuerte disminución: Entre los primeros trimestres de 2023 y 2024 cayó del 48,3% al 45,0%, marcando nuevamente un retroceso en una tendencia negativa que se sostiene desde 2018.
- Más allá de los ingresos laborales, las jubilaciones fueron además fuertemente perjudicadas en este escenario recesivo, siendo el gasto en jubilaciones y pensiones contributivas el componente que mayor peso tuvo en el ajuste hacia la baja del gasto público. En los primeros siete meses de 2024, la jubilación mínima tuvo en promedio un poder adquisitivo 24,3% inferior al de 2023.
- En contraste, la asignación universal por hijo tuvo una actualización real significativa. En el promedio de los siete primeros meses del año, el poder adquisitivo de la AUH creció 34,5% respecto del correspondiente al año 2023.
- El conjunto de los ingresos de los hogares sufrió una brutal pérdida de poder adquisitivo en los primeros meses del nuevo gobierno: Entre el 1° trimestre de 2023 y el mismo período del año en curso, el poder de compra disminuyó 20,7%. Esta caída fue especialmente severa para el 80% de los hogares de menores ingresos, alcanzando el 26,8%. Como resultado, se produjo un fenomenal incremento en los niveles de indigencia y de pobreza: El número de personas en hogares indigentes aumentó en 5,5 millones, mientras que las personas en hogares pobres se incrementaron en 7,5 millones.