Informe sobre situación del mercado de trabajo N°8

La actividad
económica y el empleo se vieron extraordinariamente afectados en 2020 como
consecuencia de la pandemia de Covid-19. El mayor impacto tuvo lugar en el
segundo trimestre, coincidiendo con la adopción de las medidas más restrictivas
a la circulación y la producción en el marco del aislamiento preventivo y
obligatorio. En ese trimestre, el PIB sufrió una reducción de 15,8% y el número
de ocupados disminuyó en 20,7%.

Desde
entonces, a medida que la economía volvía a reactivarse, también lo hizo el
empleo, aunque con menor intensidad. Recién en el primer trimestre de 2021
puede decirse que el empleo se acercó al nivel previo a la pandemia.

En la caída y
recuperación del empleo, las distintas categorías ocupacionales tuvieron
trayectorias bien diferenciadas. En
particular, destaca la estabilidad relativa del empleo asalariado registrado,
protegido por las propias regulaciones laborales, por la prohibición de
despidos dispuesta por el DNU 329/20 y sus modificatorias y por la
implementación del programa ATP para contribuir al pago del costo salarial.

Por el contrario, el empleo asalariado no
registrado, estructuralmente más vulnerable, sufrió especialmente en el marco
de esta pandemia. Llegó a tener una caída del 44,7% en el segundo trimestre de
2020 y en la actualidad continúa siendo la categoría más afectada, con 11,9%
menos ocupados que en el primer trimestre de 2020.

También tuvieron lugar cierres de empresas,
concentrados en abril y mayo de 2020, anticipándose a lo que se preveía podrían
ser las consecuencias de la pandemia. Con una reducción adicional a inicios de
este año, la caída interanual en el número de empleadores fue de 4,0%. Para
poner esta reducción en perspectiva, cabe recordar que en los dos años previos,
como consecuencia de la crisis económica de 2018-2019, la cantidad de empresas
se redujo en 4,2%.

El ingreso de
los trabajadores perdió gran parte de su poder adquisitivo en los últimos años,
en especial hacia el final del gobierno de Cambiemos. En el año más reciente,
en el marco de la pandemia y sus efectos económicos, esa caída no se revirtió
sino que, por el contrario, el ingreso laboral medio tuvo una reducción de 1,4%
interanual en el primer trimestre de 2021. Cuando se observa la variación de
este mismo ingreso desde el primer trimestre de 2018 la caída llega al 22,2%, y
los ingresos de los hogares se redujeron incluso más.

A su vez, la pérdida de poder de compra fue
extremadamente desigual. Mientras que para el estrato más bajo de trabajadores
(el 40% que menos gana) llega al 27,0%, para el estrato más alto (el 20% que
más gana) fue del 19,0% entre los primeros trimestres de 2018 y 2021.

Como resultado de la pérdida real de los salarios,
sumada a la caída en la cantidad de puestos de trabajo, los trabajadores en su
conjunto vieron reducida su participación en el valor agregado generado en el
país. Mientras que esta participación era de 49,8% en el primer trimestre de
2020, se redujo al 46,1% en el primer trimestre del año en curso. Esta
transferencia de ingresos del trabajo al capital se suma a la que tuvo lugar
durante el macrismo.

En este
escenario, la tan postergada recuperación salarial se volvió un tema urgente.
Si bien los salarios comenzaron a recuperarse lenta e inestablemente desde
fines del año pasado, la aceleración de la inflación que tuvo lugar en los
primeros meses de 2021 amenaza con frenar esa incipiente y limitada mejoría. El
poder de compra del salario registrado del sector privado retrocedió en abril
4,0%.

Se observa en
los meses más recientes, y ante la evidencia de un nivel de inflación mayor que
el inicialmente previsto, una política más firme del gobierno en pos de lograr
una mejora de las remuneraciones y evitar un cuarto año de caída de poder
adquisitivo. Por un lado, se dispuso el adelantamiento de los aumentos pactados
en el marco del Consejo del Salario Mínimo; por otro, se validó una pauta más
elevada para las negociaciones paritarias e incluso se adelantaron revisiones
de negociaciones de salarios públicos.

La pelea entre
salarios e inflación se dirime en los meses que restan del año, con una
influencia decisiva también sobre el nivel de consumo y de actividad económica.
No alcanza, sin embargo, con mantener el poder adquisitivo actual sino que el
objetivo debe ser comenzar a recuperar lo perdido.